jueves, 7 de febrero de 2008
06/02/2008
Hay veces, que en los vagones, las miradas traspasan los cuerpos y las sonrisas son inevitables. Sin darte cuenta esas miradas se vuelven cómplices y crean su propio código, más aún si el viaje implica más de diez estaciones. Si fuese atrevida, otra sería la historia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)