jueves, 31 de enero de 2008

Al Agricultor

La tristeza, al igual que la nostalgia, es mal educada. Llega sin pedir permiso. Sobretodo si vas solo a las 9 y media de la noche en un vagón, llevando encima dos cargas que consideras derrotas. Pero así como llega, se va. Sin darte cuenta ya no está, y las derrotas, se vuelven historias. "Verde que te quiero verde"

domingo, 27 de enero de 2008

A VIAJAR JUNTITOS

Miércoles 6pm. Vía Palo Verde.

Usuario 1: ¡¡auch!! (Suspirando) ¡Lo que hace la necesidad!
Usuario 2: ¿necesidad? Yo lo hago por diversión
Usuario 1: (extrañada)
Usuario 2: ¡claro! Imagínese lo que me tardaría de Altamira al centro en carro
Usuario 1: toda la vida…
Usuario 2: mejor agarro mi metro y voy tranquilo. Además quién sabe si voy recostadito del amor de mi vida. (Señalando a Usuario 3) Éste se casó gracias al metro. jajajaja
Usuario 3: de hecho… tienes más chance de apapucharte en el metro que en el carro
(Todos alrededor sonríen)
Usuario 3: ¡lo que pasa es que ahora estoy es pa’ lanzarme a los rieles!
Usuario 1: ¡¡¡permiso o los saco!!!
(Todos ríen a carcajadas)

Al bajarse en Altamira, los señores sacaron a más de uno. Era evidente que se trataba de abogados. Primera vez que alguien le da sentido, públicamente, al ir apretados en el vagón. Al parecer a todos les gustó la nueva perspectiva, porque a pesar de la empujadera, sonreían felices.

LOS METROBOYS

Hoy en día, al parecer, sobran los grupitos que muestran su talento en el metro. La verdad, éstos me sorprendieron. Eran tres y una guitarra era suficiente. Con versiones propias de chino y nacho se encargaron de hacer bailar a más de uno en el vagón, y eso que íbamos medio apretados. Definitivamente, al venezolano le gusta el circo. Pero en ese momento, yo también era parte de él… y me gustó.

lunes, 14 de enero de 2008

13/01/2008

Viaje inesperado de metro… 10:45pm Altamira-LaCalifornia. El cansancio y la tristeza son difíciles de disimular. La falta de actividad en el vagón no ayuda. El vagón está saturado de trabajadores de casino. Caracas de noche cambia de personalidad.
Las situaciones, como este viaje, son inesperadas.

miércoles, 9 de enero de 2008

09/01/2008

hoy el vagón cabecea...

martes, 8 de enero de 2008

08/01/2008

Creo que la idea de literalmente escribir historias de metro hace que disfrute menos el viaje y me preocupe por buscar que pase algo fuera de lo normal que sirva de anécdota. En mi viaje de ida pensaba que a lo mejor ésto le quitaría la magia a esos encuentros extraños, que mi anhelo por contar las cosas haría que mis viajes fueran aburridos y monótonos. Menos mal que de la nada (como siempre) apareció un personaje que no sólo me dio ánimos de seguir escribiendo sino que se encargó de arrebatar varias sonrisas a los que íbamos allí.
Bastó ver sus manos para calcular su edad y apenas comenzó a hablar tuve que subir la mirada y ponerle rostro al individuo. Unos 60 años diría yo, vestido al mejor estilo de su juventud. El hombre esperó que se cerraran las puertas para comenzar a descargarnos su sarcasmo.
“Si toso es por el aire acondicionado… ¿aire acondicionado? Pss ¡Viva Venezuela carajo!”
Así se dio inicio a una serie de hostilidades que ponían un tanto incómodos a los que viajábamos con él. En su grito de guerra, según él, citaba a un coño de madre por ahí “Hoy me tiras un peo, mañana me cagarás, recoge tus macundales que a esta mierda no vuelves más.” Esto lo gritaba entre cuentos de adecos porque “los adecos son como los poetas, se adaptan a todo. ¡Yo sí soy adeco carajo!” Estación a estación nos iba contando su historia. “¡Rascao y limpio! Así estoy, todavía celebrando lo del primero de mayo… que digo, diciembre… el 2… ¡esa vaina carajo!”
Todo se fue tornando más ameno, después de varias estaciones nos íbamos ganando su confianza. Era como un show que él había planificado sólo para aquellos que lo acompañaríamos desde el inicio de su viaje hasta el final, ya que sólo hablaba cuando las puertas se cerraban.
“¡Uy! Cuando llegue a mi casa… ¡mi mujer me va a botar! ¡No importa que te boten, alguien más te recoge!” Su cara cambió de inmediato y para mí fue suficiente para entender la razón de su grito de guerra. No lo acompañé hasta el final pero me bajé con sus bendiciones y escuchando como le coqueteaba a una muchacha que se bajaba conmigo “Una administradora, ejecutiva hard core… ¡pero si eres bella! Adiós guapetona… que Dios te bendiga a ti también”
Ahí se me ocurrió algo más, probablemente todo se reduce a una historia de amor. ¿Será que Caracas es eso, una interminable historia de amor?

07/01/2008

Hoy es un no lunes y por esas casualidades, que se te presentan muy raramente, logré sentarme en mi viaje de ida, lo cual me permitió aislarme un poco más de lo normal y disfrutar de la intensidad espiritual de Kandinsky y su abstraccionismo. Mi viaje fue corto, tanto de ida como de venida.
Se me había olvidado la existencia de los encuentros gracias a una sala de chat, pensé que eso estaba pasado de moda o algo así, pero hoy comprobé que no. Escuchar la conversa de una pareja que viajaba a mi lado fue más que suficiente para entenderlo. Entraron al vagón en Chacao y según lo que escuché les faltaba una estación al momento de bajarme. Ella de una estatura no convencional, de grandes atributos. Él, un flaco común, de esos que te provoca alimentar. Definitivamente hay un prototipo de venezolana que vive de recordarle a los demás, y por lo tanto a sí misma, todo eso de lo que carece. Y cómo les encanta a los hombres una mujer que los convenza de lo bella que es.
Seguridad ante todo ¿no?
De eso se trataba este encuentro, de convencer. De pretender que no cuando es sí. De inventar historias, relaciones, amistades. De venderse y coquetear.
“Yo no soy de nadie, quien me quiera me quiere así, sino que no lo haga” decía ella mientras se arreglaba el cabello en el reflejo de la ventana del metro con un cepillo que sacó de su cartera. Él sonreía y no podía dejar de mirarla.
Hoy es lunes, día de encuentros, de ponerle cara a las palabras, de alegrarse con cualquier cosa, de no ir más allá… pero al final de cuentas ¿quién dijo que un lunes no se disfruta una ida al cine del Sambil y unos churros para llevar?