Montarse en el Metro implica olvidarse de que posees un espacio personal que los demás deberían respetar. Definitivamente hay diversas maneras de sentirse invadido. Para mí, es inevitable, recordar y conectar esto con relaciones pasadas.
Más de una vez he presenciado las demostraciones amorosas de parejitas en los vagones. El que me conozca bien, sabe que no me gustan dichas demostraciones amorosas.
A pesar de que me he ido acostumbrando (o he tratado de hacerlo), esta semana no logré soportarlo. Sinceramente no creo en eso de que “cuando estás con alguien que amas, te olvidas del mundo;” me parece una excusa un tanto ridícula y exagerada.
Probablemente soy chapada a la antigua, pero creo que debe existir un respeto, un “espacio” para cada quien y para cada cosa, donde haya chance para coquetear, para intrigar, para hablar, para verse, para ver a los demás, para no tener que salir corriendo y atropellar a medio vagón porque no te habías dado cuenta que ya llegaste a la estación.
Creo totalmente en el amor que no se tiene que publicar en los periódicos para que se considere amor, creo en lo íntimo (con todo lo que implica), creo en la individualidad, creo en crear vínculos y no dependencias, creo que existen personas que piensan igual que yo, no sé en dónde están, pero por alguna otra estación andarán.
sábado, 3 de mayo de 2008
Espacio personal
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