sábado, 6 de noviembre de 2010

01/02/2010

Escribir historias de metro depende totalmente de mi estado de ánimo. En estos momentos lo que mi ánimo permite es hacer un recuento de las muchas historias que algun día contaré/escribiré: un mono en el vagón, un hombre que se cree león, otro que la miseria lo ha devuelto a un estado completamente instintivo; una ciudad de post-guerrra, olvidada; un amanecer en el metro; un vagón con loo que somos (sin ningún orgullo): bochinche, piropos, abuso, irrespeto; un viaje de escribir porque no puedo hablar; una realidad innegable, irreparable, inevitable.

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